Seguimos con la presentación de la colaboración con Ingrid Pistono con un nuevo artículo en el que reflexiona sobre la inspiración y los procesos de creación. Espero que te guste.

Un artículo de Ingrid Pistono.

En el artículo anterior te hablé del placer de crear, de los beneficios de dejar volar la imaginación, atreverse a con cosas nuevas y probar sin expectativas, sólo por disfrutar del proceso independientemente del resultado.

No soy especialmente habilidosa en ninguna disciplina artística pero es relativamente fácil verme con las manos en la masa experimentando, descubriendo e inventando.

No sé si me he dejado liar por María, o ha sido ella la que se ha dejado enredar por mí, pero hemos diseñado algo precioso y estamos felices porque el entusiasmo compartido multiplica más que suma.

Pensamos en un objeto que resultase llamativo y evocase cosas buenas. Yo asocio Mindfulbeauty con las flores, por eso de que pase lo que pase, siempre estamos a tiempo de volver a florecer y con color porque la vida está llena de matices. Las flores hablan de primavera, de sol, de frescura y de entornos bonitos.

La cosa iba de flores, estaba claro, sólo nos tocaba definir cuales… ¡Qué dificil elegir!, no sé cuantísimas fotos nos enviamos: dalia blanca, lino azul, dalia rosa, amapola islandesa, lila silvestre…

Cada vez teníamos una lista más larga.

El siguiente dilema ¿Y qué hacemos? ¿diseño plano o con volumen?, yo le envié un boceto terrible pero ella supo interpretarme y mejorarlo.

Con una idea aproximada, María empezó a dibujar. Gracias a los dibujos pudimos acortar la lista de flores y reducirla a cuatro. Con los diseños listos hizo las primeras pruebas y los prototipos hablaron, lo teníamos claro, nos quedábamos con dos.

Definir el tamaño fue sencillo, queríamos unas piezas grandes porque las cosas bonitas tienen que verse bien.

Con la forma y el tamaño claros, solo nos faltaba elegir el color. Fuimos juntas a escoger en un inmenso mar de azules, verdes, rosas y violetas. ¡Qué difícil decidirse!

Como son dos piezas no sólo nos tenían que gustar los colores, tenían que gustarnos juntos. Solo encontramos mil quinientas combinaciones bonitas, así que tras el entusiasmo inicial empezamos a descartar y, aunque parezca increíble también conseguimos ponernos de acuerdo en esto relativamente rápido.

Los colores son divinos y las piezas aún más pero todavía no os podemos contar qué es, perdonad pero más que por incordiar, es por haceros soñar.

Ilusión compartida y aterrizaje entre dos, una mezcla de emoción y razón que conseguimos equilibrar. Y como bien sabes, “exceso de análisis, parálisis”. Así que, una vez que nos pusimos de acuerdo compramos el material, no fuese a ser que nos inspirásemos y nos diese por mezclar amarillo limón con verde pitón.

Rosa Montero llama a la inspiración la loca de la casa, dice que la fantasía es como un cofre de mago del que salen objetos inesperados y asombrosos. Fantasear es imaginar cosas que no existen, inspiración es un estímulo que aparece, a veces a base de insistir y otras muchas porque sí pero ya lo decía Picasso , si llega la inspiración que me encuentre trabajando.

Te animo a mancharte las manos, a probar sin grandes expectativas, a ilusionarte y a disfrutar del proceso, sea cual sea el resultado.

Espero que te haya gustado conocer el proceso tanto como a nosotras vivirlo. Ya solo me queda decirte que permanezcas atenta, en la próxima entrega te desvelaré el resultado.

¡Esperamos que te rechifle tanto como a nosotras!

¿Con estas pistas te imaginas ya lo que puede ser?, os leemos en comentarios.